La reacción de los bolardos ante un impacto depende principalmente del material del que están hechos.
Los más comunes son los bolardos de acero, que ofrecen una protección importante, pero también unas consecuencias importantes. Cuando un bolardo de acero recibe varios impactos, acaba destruido y probablemente el pavimento que lo soporta también.
Los bolardos de hormigón son muy resistentes y resisten impactos muy fuertes. Se utilizan sobre todo en situaciones que exigen una protección contra colisiones muy fuertes y a una velocidad muy alta. La desventaja que ofrecen, además de su enorme peso y volumen es que no siempre se pueden adaptar al uso en interiores.
Los bolardos de polímero están diseñados para soportar impactos de peso y velocidades específicas. Son flexibles por lo que ofrecen la capacidad de absorber y dispersar la fuerza de los impactos, por lo tanto no es necesario sustituirlos con frecuencia.
La protección de los bolardos juega un papel muy importante en la protección de empleados, mercancías e instalaciones.
Contacta con nosotros si te interesa el uso de bolardos en tu almacén.
Fuente: Blog de la seguridad industrial de A-Safe